En el mundo del deporte, la adicción a sustancias, lamentablemente, es moneda común. Hay casos muy conocidos como el de Diego Maradona; pero también hay muchos que no llegan a la luz o que tienen menos impacto por no involucrar a una estrella.
En este último caso puede incluirse a Joaquín Del Carril, ex rugbista argentino que luchó contra una adicción a la cocaína durante 30 años y que, tras superarla, se dedica a dar charlas concientizadoras en diferentes clubes del país. Eso fue lo que lo trajo a Tucumán esta semana.
“Flaco” jugó 15 años en la Primera de CUBA y llegó a integrar el seleccionado de Buenos Aires. Pero, mientras tanto, lidiaba con una severa adicción.
“Los únicos dos lugares en los que me sentía feliz, cómodo y libre eran el campo y el deporte. La otra parte, la del colegio, la sufrí”, cuenta Del Carril en diálogo con LA GACETA.
Los inconvenientes que sufría, hiperquinesia y trastorno por déficit de atención con hiperactividad le complicaban la vida escolar y también las relaciones sociales. “Me iba muy mal en el colegio y me fui sintiendo cada vez menos. Me sentía inferior”, relata.
La adicción para él comenzó de muy joven. “A los 17 años en un boliche de Buenos Aires me dieron esa primera sustancia. La cocaína me hacía hablar mucho, me deshinibía. Yo creía que me daba lo que no tenía”, cuenta Del Carril que, asegura, era muy tímido y retraído. Características propias, según asegura, de los adictos.
Del Carril explicó que, en su caso, la adicción comenzó justamente por su sufrida vida escolar, pese a que en su casa no enfrentaba situaciones delicadas más que la falta de comunicación. “No es un tema de sustancias la adicción, sino de personalidad y de problemas no resueltos. Mi herida era la comparación con mis amigos y ese armado mío sumamente sensible y frágil”, apuntó.
El consumo, asegura, comenzó de manera esporádica. Sin embargo, ya había señales de alerta que no fueron captados; señales que Del Carril hoy, con la experiencia a cuestas, insta a reconocer y a darle importancia. “El adicto siempre está llamando la atención. De adolescente era el que se agarraba borracheras fuertes”, dijo.
A su progreso en el rugby, lo acompañó también uno en su adicción. “Jugué 15 años en Primera, pero yo lo mismo me sentía para atrás. Era muy seguro de cómo jugaba, pero el resto de la semana tenía un vacío y un desconcierto muy grande”, subrayó antes de asegurar que el consumo le daba “seguridad” en ámbitos en los que no los tenía. Pero lejos estaba de disfrutar su vida social. “Muchos dicen ‘le gustaba la joda’, pero les aseguro que no. Si me hacía fuerte en la joda, era porque era muy endeble en lo otro y no podía mostrar nada. La droga, creía yo, me daba seguridad y por otro lado era un bálsamo. En realidad, era un adormecedor que estiraba la agonía”, indicó Del Carril, que empezó a consumir cada vez más seguido. “Hay momentos en que la droga te pega mal, te hace un clic en la cabeza y empieza la persecución. No podés mirar a la gente a la cara, no sonreís, no comés. Es todo dolor”, reflexionó.
Pese a conseguir trabajo como productor televisivo en TyC Sports (luego pasó a ESPN), la adicción seguía empeorando, llevándolo a realizar acciones que recuerda con dolor. “Me pasó de haber ido a comprar droga con mi hija. Fue medio oculto, pero mi hija se dio cuenta”, recuerda “Flaco”, padre de Lola Del Carril, reconocida relatora de fútbol, y de Carmela.
“A las adicciones es muy fácil entrar y muy difícil salir. Si hay algo que me salvó fue el rugby y el amor. Sin amor, no se puede salir de esto”, explicó.
Así, con el apoyo de sus afectos, algunos años atrás, el ex rugbista decidió ingresar en “La Comunidad Cenacolo” en donde se mantuvo por dos años y lo que le permitió superar su adicción.
Desde el año pasado, luego de que se viralizara su historia, empezó a dar charlas sobre el tema. Así, llegó a clubes de todo el país, incluidos varios de Tucumán por los que pasó esta semana. “A los chicos les impacta realmente cuando escuchan que jugué 15 años en Primera y en un seleccionado, porque es a lo que aspiran ellos. Se sienten identificados porque tuve la misma vida de club que ellos”, afirmó el ex rubista que destaca la predisposición del mundo del deporte para combatir el problema.
“Están todos muy interesados en el laburo que estamos haciendo. Les encantó que las dé alguien que lo pasó. Veo mucho interés en los clubes y eso me da alegría y seguridad para seguir haciéndolo. Hay que seguir con esta misión porque la vida es mucho más linda sanamente, con vínculos, con amor, con todo lo que tenemos”, concluyó Del Carril, que dejó atrás una larga y sufrida etapa de su vida y, con la experiencia a cuestas, intenta que casos así no se repitan en el mundo del rugby, el ambiente que lo apasionó toda su vida.